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Multilaterales y política interna

Publicado: 2018-01-20

Hace unos días, el economista jefe de Banco Mundial, Paul Roemer, reconoció que se había manipulado el índice de competitividad empresarial doing business, para Chile. Se hizo para mostrar peores resultados de los reales, al período de la presidenta Bachelet. Es decir, que la caída de Chile en este indicador no se debió a cambios en el ambiente empresarial, sino en las nuevas métricas empleadas para calcularlo. 

Esto es inaudito. Una multilateral interviniendo directamente en los asuntos internos de otro país, en procesos electorales, buscando perjudicar una candidatura que no les resultaba complaciente, favoreciendo así al presidente reelecto, más comprometido con la liberalización y apertura y reformas de segunda generación, que profundicen el modelo.

El índice

El informe Doing Business es una publicación del Grupo Banco Mundial, que mide las regulaciones que favorecen o restringen la actividad empresarial. Doing Business se compone de indicadores cuantitativos sobre las regulaciones empresariales y la protección de los derechos de propiedad privada, que son comparables en 190 economías.

El indicador Doing Business analiza las regulaciones que afectan las 11 áreas del ciclo de vida de una empresa: apertura, manejo de permisos de construcción, obtención de electricidad, registro de propiedades, obtención de crédito, protección de los inversionistas minoritarios, pago de impuestos, comercio transfronterizo, cumplimiento de contratos y resolución de insolvencia.

Gráfico Nº1: ¿Qué mide el Doing Business?

Fuente: Informe Doing Business

Este índice en el caso chileno fue modificado en el peso de los indicadores, intencionalmente, para perjudicar a la presidenta Bachelet. Es un extremo que no se había conocido hasta el momento.

Historia

Tampoco es que la neutralidad haya sido la norma en las multilaterales. Promueven diferentes políticas y estrategias de desarrollo, que han cambiado a lo largo del tiempo. En los años setenta impulsaron enfoques de satisfacción de necesidades básicas, más cercanas a las labores iniciales de reconstrucción y cooperación al desarrollo posteriores a la segunda guerra mundial, que le dieran origen. Luego, en los ochenta promovieron las primeras políticas de ajuste estructural que acompañaban en una condicionalidad cruzada, las políticas de estabilización que “aconsejaba” el FMI, para de ese modo salir de la inflación, recesión, y los desequilibrios que caracterizaron la denominada “década perdida”.

En los noventa, fueron parte de las instituciones que impulsaron el consenso de Washington, el decálogo de políticas de ajuste, liberalización comercial, financiera, mercado de trabajo y tierras, privatizaciones, que se aplicaron en toda la región latinoamericana. Eran recomendaciones, formalmente aceptadas de manera “soberana” por los países, aunque muchos no tenían mayor opción, incluso en caso como el peruano, implementaron directamente esas políticas.

Chile

Pero, lo ocurrido en Chile es de Ripley(sin alusiones). Uno de los países presentados como paradigma de la apertura, ha sufrido una grosera intervención, por uno de sus mentores. Y, es que la presidenta Bachelet, impulsó una reforma tributaria, avances hacia la gratuidad de la enseñanza, reforma del sistema privado de pensiones, defensa de elevados estándares ambientales, sobre el sacrosanto derecho de la inversión, que no gustaban a las transnacionales y poderes económicos locales, y sus aliados internacionales.

Entonces, manipularon la información y los índices para sugerir que políticas como esas eran peligrosas para el crecimiento y el clima de negocios, indispensables para que la inversión sea sostenible. Los ciudadanos necesitan ser engañados para que compren el modelo que antes era hegemónico, y que en el país-paradigma, se estaban revisando.

Lecciones

Esto es inaceptable, no solo por lo punible que resulte, sino porque afecta los cimientos democráticos de lo que se supone es un país soberano.

Algo similar en engaño y manipulación ocurrió con bancos de inversión que mezclaban bonos “basura” con otros que si tenían rentabilidad comprobada, y por las clasificadoras de riesgo que se hacían de la vista gorda, o que califican a los países, según cuan amigables son las políticas con el capital extranjero y los inversionistas. Ahora que hemos tocado fondo con el estallido e corrupción que ha develado” Lava Jato”, se requiere revisar la regulación y medidas preventivas, y mirar con lupa índices y clasificadoras externas, multilaterales también, para que no se repita el caso chileno en otras latitudes.


Escrito por

Alan Fairlie Reinoso

Economista y ex-Parlamentario Andino por Perú.


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